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One Hundred Years of Solitude

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Races condemned to one hundred years of solitude did not have a second opportunity on earth.

One Hundred Years of Solitude (Spanish: Cien años de soledad) is a 1967 novel by Colombian author Gabriel García Márquez that tells the multi-generational story of the Buendía family, whose patriarch, José Arcadio Buendía, founded the fictitious town of Macondo. The novel is often cited as one of the supreme achievements in world literature.

Quotations

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Page numbers refer to the 2009 Vintage Español edition ISBN 9780307474728. Translations from Gregory Rabassa (1970), Harper Perennial Modern Classics ISBN 0060883286

Chapters I through V

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  • Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casa de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.
    • Many years later as he faced the firing squad, Colonel Aureliano Buendía was to remember that distant afternoon when his father took him to discover ice. At that time Macondo was a village of twenty adobe houses, built on the bank of a river of clear water that ran along a bed of polished stones, which were white and enormous, like prehistoric eggs. The world was so recent that many things lacked names, and in order to indicate them it was necessary to point.
    • Chapter I, p. 1
  • Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de Úrsula Iguarán se asustó tanto con el toque de rebato y el estampido de los cañones, que perdió el control de los nervios y se sentó en un fogón encendido. La quemaduras la dejaron convertido en una esposa inútil para toda la vida. [ . . . ] Su marido, un comerciante aragonés con quien tenía dos hijos, se gastó media tienda en medicinas y entretenimientos buscando la manera de aliviar sus terrores. Por último, liquidó el negocio y llevó a la familia a vivir lejos del mar, en una ranchería de indios pacíficos [ . . . ] Vario siglos más tarde, el tataranieto del criollo se casó con la tataranieta del aragonés. Por eso, cada vez que Úrsula se salía de casillas con las locuras de su marido, saltaba por encima de trescientos años de casualidades, y maldecía la hora en que Francis Drake asaltó a Riohacha.
    • When the pirate Sir Francis Drake attacked Riohacha in the sixteenth century, Úrsula Iguarán's great-great-grandmother became so frightened with the ringing of alarm bells and the firing of cannons that she lost control of her nerves and sat down on a lighted stove. The burns changed her into a useless wife for the rest of her days. [ . . . ] Her husband, an Aragonese merchant by whom she had two children, spent half the value of his store on medicines and pastimes in an attempt to alleviate her terror. Finally he sold the business and took the family to live far from the sea in a settlement of peaceful Indians [ . . . ] Several centuries later the great-great-grandson of the native-born planter married the great-great-granddaughter of the Aragonese. Therefore, every time that Úrsula became exercised over her husband’s mad ideas, she would leap back over three hundred years of fate and curse the day that Sir Francis Drake had attacked Riohacha.
    • Chapter II, p. 30-31
  • Entonces se confió a aquella mano, y en un terrible estado de agotamiento se dejó llevar hasta un lugar sin formas donde le quitaron la ropa y lo zarandearon como un costal de papas y lo voltearon al derecho y al revés, en una oscuridad insondable en la que le sobraban los brazos, donde ya no olía más a mujer, sino a amoníaco, y donde trataba de acordarse del rostro de ella y se encontraba con el rostro de Úrsula, confusamente consciente de que estaba haciendo algo que desde hacía mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se había imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber cómo lo estaba haciendo porque no sabía imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber cómo lo estaba haciendo porque no sabía dónde estaban los pies y dónde la cabeza, ni los pies de quién ni la cabeza de quién, y sintiendo que no podía resistir más el rumor glacial de sus riñones y el aire de sus tripas, y el miedo, y el ansia atolondrada de huir al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa.
    • Then he [José Arcadio (II)] gave himself over to that hand [Pilar Ternera's], and in a terrible state of exhaustion he let himself be led to a shapeless place where his clothes were taken off and he was heaved about like a sack of potatoes and thrown from one side to the other in a bottomless darkness in which his arms were useless, where it no longer smelled of woman but of ammonia, and where he tried to remember her face and found before him the face of Úrsula, confusedly aware that he was doing something that for a very long time he had wanted to do but that he had imagined could really never be done, not knowing what he was doing because he did not know where his feet were or where his head was, or whose feet or whose head, and feeling that he could no longer resist the glacial rumbling of his kidneys and the air of his intestines, and fear, and the bewildered anxiety to flee and at the same time stay forever and ever in that exasperated silence and that fearful solitude.
    • Chapter III, p. 40
  • Aureliano fijó en ella una mirada que la envolvió en un ámbito de incertidumbre.
    —Alguien va a venir—le dijo.
    Úrsula, como siempre que él expresaba un pronóstico, trató de desalentarlo con su lógica casera. Era normal que alguien llegara.
    • Aureliano gave her a look that wrapped her in an atmosphere of uncertainty.
      "Somebody is coming," he told her.
      Úrsula, as she did whenever he made a prediction, tried to break it down with her housewifely logic. It was normal for someone to be coming.
    • Chapter III, p. 55
  • La presencia de Amparo Moscote en la casa fue como una premonición. «Tiene que venir con ella», se decía Aureliano en voz baja. «Tiene que venir.» Tantas veces se lo repitió, y con tanta convicción, que una tarde en que armaba en el taller un pescadito de oro, tuvo la certidumbre de que ella había respondido, a su llamado. poco después, en efecto, oyó la vocecita infantil, y al levantar la vista con el corazón helado de pavor vio a la niña en la puerta con vestido de organdí rosado y botitas blancas.
    • The presence of Amparo Moscote in the house was like a premonition. "She has to come with her," Aureliano would say to himself in a low voice. "She has to come." He repeated it so many times and with such conviction that one afternoon when he was putting together a little gold fish in the workshop, he had the certainty that she had answered his call. Indeed, a short time later he heard the childish voice, and when he looked up his heart froze with terror as he saw the girl [Remedios] at the door, dressed in pink organdy and wearing white boots.
    • Chapter IV, p. 84

Chapters VI through X

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  • Implantó el servicio militar obligatorio desde los dieciocho años, declaró de utilidad pública los animales que transitaban por las calles después de las seis de la tarde e impuso a los hombres mayores de edad la obligación de usar un brazal rojo. Recluyó al padre nicanor en la casa cural, bajo amenaza de fusilamiento, y le prohibió decir misa y tocar las campanas como no fuera para celebrar las victorias liberales. Para que nadie pusiera en duda la severidad de sus propósitos, mandó que un pelotón de fusilamiento se entrenara en la plaza pública disparando contra un espantapájaros. Al principio nadie lo tomó en serio.
    • He imposed obligatory military service for men over eighteen, declared to be public property any animals walking the streets after six in the evening, and made men who were overage wear red armbands. He sequestered Father Nicanor in the parish house under pain of execution and prohibited him from saying mass or ringing the bells unless it was for a Liberal victory. In order that no one would doubt the severity of his aims, he ordered a firing squad organized in the square and had it shoot a scarecrow. At first no one took him seriously.
    • Chapter VI, p. 130, referring to Arcadio
  • En la escuela desportillada donde experimentó por primera vez la seguridad del poder, a pocos metros del cuarto donde conoció la incertidumbre del amor, Arcadio encontró ridículo el formalismo de la muerte. En realidad no le importaba la muerte sino la vida, y por eso la sensación que experimentó cuando pronunciaron la sentencia no fue una sensación de miedo sino de nostalgia.
    • In the shattered schoolhouse where for the first time he had felt the security of power, a few feet from the room where he had come to know the uncertainty of love, Arcadio found the formality of death ridiculous. Death really did not matter to him but life did and therefore the sensation he felt when they gave their decision was not a feeling of fear but of nostalgia. He did not speak until they asked him for his last request.
    • Chapter VI, p. 148
  • En realidad, no se atrevían a ejecutar la sentencia. La rebeldía del pueblo hizo pensar a los militares que el fusilamiento del coronel Aureliano Buendía tendría graves consecuencias políticas no sólo en Macondo sino en todo el ámbito de la ciénaga, así que consultaron a las autoridades de la capital provincial. La noche del sábado, mientras esperaban la respuesta, el capitán Roque Carnicero fue con otros oficiales a la tienda de Catarino. Sólo una mujer, casi presionada con amenazas, se atrevió a llevarlo al cuarto. «No se quieren acostar con un hombre que saben que se va a morir», le confesó ella. «Nadie sabe cómo será, pero todo el mundo anda diciendo que el oficial que fusile al coronel Aureliano Buendía, y todo los soldados del pelotón, uno por uno, serán asesinados sin remedio, tarde o temprano, así se escondan en el fin del mundo.» El capitán roque Carnicero lo comentó con los otros oficiales, y éstos lo comentaron con sus superiores. El domingo, aunque nadie lo había revelado con franqueza, aunque ningún acto militar había turbado la calma tensa de aquellos días, todo el pueblo sabía que los oficiales estaban dispuestos a eludir con toda clase de pretextos la responsabilidad de la ejecución.
    […]
    Cuando oyó el grito, creyó que era la orden final al pelotón. Abrió los ojos con una curiosidad de escalofrío, esperando encontrarse con la trayectoria incandescente de los proyectiles, pero sólo encontró al capitán Roque Carnicero con los brazos en alto, y a José Arcadio atravesando la calle con su escopeta pavorosa lista para disparar.
    —No haga fuego—le dijo el capitán a José Arcadio—. Usted viene mandado por la Divina Providencia.
    • In reality, they did not dare carry out the sentence. The rebelliousness of the town made the military men think that the execution of Colonel Aureliano Buendía might have serious political consequences not only in Macondo but throughout the area of the swamp, so they consulted the authorities in the capital of the province. On Saturday night, while they were waiting for an answer. Captain Roque Carnicero went with some other officers to Catarino's place. Only one woman, practically threatened, dared take him to her room. "They don't want to go to bed with a man they know is going to die," she confessed to him. "No one knows how it will come, but everybody is going around saying that the officer who shoots Colonel Aureliano Buendía and all the soldiers in the squad, one by one, will be murdered, with no escape, sooner or later, even if they hide at the ends of the earth." Captain Roque Carnicero mentioned it to the other officers and they told their superiors. On Sunday, although no one had revealed it openly, although no action on the part of the military had disturbed the tense calm of those days, the whole town knew that the officers were ready to use any manner of pretext to avoid responsibility for the execution.
      […]
      When [Colonel Aureliano Buendía] heard the shout he thought that it was the final command to the squad. He opened his eyes with a shudder of curiosity, expecting to meet the incandescent trajectory of the bullets. But he only saw Captain Roque Carnicero with his arms in the air and José Arcadio crossing the street with his fearsome shotgun ready to go off. "Don't shoot," the captain said to José Arcadio. "You were sent by Divine Providence."
    • Chapter VI, p. 157, 159
  • «Tanto joderse uno», murmuraba el coronel Aureliano Buendía. «Tanto joderse para que lo maten a uno seis maricas sin poder hacer nada.»
    • "A person fucks himself up so much," Colonel Aureliano Buendía said, "Fucks himself up so much just so that six weak fairies can kill him and he can't do anything about it."
    • Chapter VII, p. 158-159
  • No había dejado de desearla un solo instante. La encontraba en los oscuros dormitorios de los pueblos vencidos, sobre todo en los más abyectos, y la materializaba en el tufo de la sangre seca en las vendas de los heridos, en el pavor instantáneo del peligro de muerte, a toda hora y en todas partes. Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no sólo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se parecía a Amaranta. Así padeció el exilio, buscando la manera de matarla con su propia muerte.
    • He had not stopped desiring her for a single instant. He found her in the dark bedrooms of captured towns, especially in the most abject ones, and he would make her materialize in the smell of dry blood on the bandages of the wounded, in the instantaneous terror of the danger of death, at all times and in all places. He had fled from her in an attempt to wipe out her memory, not only through distance but by means of a muddled fury that his companions at arms took to be boldness, but the more her image wallowed in the dunghill of war, the more the war resembled Amaranta. That was how he suffered in exile, looking for a way of killing her with his own death.
    • Chapter VIII, p. 182-183, referring to Aureliano José and his aunt Amaranta
  • Sus cino hijas, herederas de una semilla ardiente, se perdieron por los vericuetos de la vida desde la adolescencia. De los dos varones que alcanzó a criar, uno murió peleando en la huestes del coronel Aureliano Buendía y otro fue herido y capturado a los catorce años, cuando intentaba robarse un huacal de gallinas en un pueblo de la ciénaga. En cierto modo, Aureliano José fue el hombre alto y moreno que durante medio siglo le anunció el rey de copas, y que modo todos los enviados de las barajas llegó a su corazón cuando ya estaba marcado por el signo de la muerte. Ella lo vio en los naipes.
    • [Pilar Ternera's] five daughters, who inherited a burning seed, had been lost on the byways of life since adolescence. Of the two sons she managed to raise, one died fighting in the forces of Colonel Aureliano Buendía and the other was wounded and captured at the age of fourteen when he tried to steal a crate of chickens in a town in the swamp. In a certain way, Aureliano José was the tall, dark man who had been promised her for half a century by the king of hearts, and like all men sent by the cards he reached her heart when he was already stamped with the mark of death. She saw it in the cards.
    • Chapter VIII, p. 188
  • Carmelita Montiel, una virgen de veinte años, acababa de bañarse con agua de azahares y estaba regando hojas de romero en la cama de Pilar Ternera, cuando sonó el disparo. Aureliano José estaba destinado a conocer con ella la felicidad que le negó Amaranta, a tener siete hijos y a morirse de viejo en sus brazos, pero la bala de fusil que le entró por la espalda y le despedazó el pecho estaba dirigida por una mala interpretación de las barajas.
    • Carmelita Montiel, a twenty-year-old virgin, had just bathed in orange-blossom water and was strewing rosemary leaves over Pilar Ternera's bed when the shot rang out. Aureliano Jose had been destined to find with her the happiness that Amaranta had denied him, to have seven children, and to die in her arms of old age, but the bullet that entered his chest had been directed by a wrong interpretation of the cards.
    • Chapter VIII, p. 189
  • Extraviado en la soledad de su inmenso poder, empezó a perder el rumbo. Le molestaba la gente que lo aclamaba en los pueblos vencidos, y que le parecía la misma que aclamaba al enemigo. Por todas partes encontraba adolescentes que lo miraban con sus propios ojos, que hablaban con su propia voz, que lo saludaban con la misma desconfianza con que él los saludaba a ellos, y que decían ser sus hijos. Se sintió disperso, repetido, y más solitario que nunca. Tuvo la convicción de que sus propios oficiales le mentían. Se peleó con el duque de Marlborough. «El major amigo—solía decir entonces—es el que acaba de morir.»
    • Lost in the solitude of his immense power, he began to lose direction. He was bothered by the people who cheered him in neighboring villages, and he imagined that they were the same cheers they gave the enemy. Everywhere he met adolescents who looked at him with his own eyes, who spoke to him with his own voice, who greeted him with the same mistrust with which he greeted them, and who said they were his sons. He felt scattered about, multiplied, and more solitary than ever. He was convinced that his own officers were lying to him. He fought with the Duke of Marlborough. "The best friend a person has," he would say at that time, "is one who has just died."
    • Chapter IX, p. 203
  • Al amanecer, estragado por la tormentosa vigilia, apareció en la cuarto del cepo una hora antes de la ejecución. «Terminó la fasa, compadre», le dijo al coronel Gerineldo Márquez. «Vámonos de aquí, antes de que acaben de fusilarte los mosquitos.» El coronel Gerineldo Márquez no pudo reprimir el desprecio que le inspiraba aquella actitud.
    —No, Aureliano —replicó—. Vale más estar muerto que verte convertido en un chafarote.
    —No me verás —dijo el coronel Aureliano Buendía—. Ponte los zapatos y ayúdame a terminar con esta guerra de mierda.
    Al decirlo, no imaginaba que era más fácil empezar una guarra que terminarla.
    • At dawn, worn out by the tormented vigil, he appeared in the cell an hour before the execution. "The farce is over, old friend," he said to Colonel Gerineldo Marquez. "Let's get out of here before the mosquitos in here execute you." Colonel Gerineldo Marquez could not express the disdain that was inspired in him by that attitude.
      "No, Aureliano," he replied. "I'd rather be dead than see you changed into a tyrant."
      "You won't see me," Colonel Aureliano Buendía said. "Put your shoes and help me get this shitty war over with."
      When he said it he did not know that it was easier to start a war than to end one.
    • Chapter IX, p. 207
  • Cuando terminó el libro, muchos de cuyos cuentos estaban inconclusos porque faltaban páginas, Aureliano Segundo se dio a la tarea de descifrar los manuscritos. Fue imposible. Las letras parecían ropa puesta a secar en un alambra, y se asemejaban más a la escritura musical que a la literaria. Un mediodía ardiente, mientras escrutaba los manuscritos, sintió que no estaba solo en el cuarto. Contra la reverberación de la ventana, sentado con las manos en las rodillas, estaba Melquíades. No tenía más de cuarenta años. Llevaba el mismo chaleco anacrónico y el sombrero de alas de cuervo, y por sus sienes pálidas chorreaba la grasa del cabello derretida por el calor, como lo vieron Aureliano y José Arcadio cuando eran niños. Aureliano Segundo lo reconoció de inmediato, porque aquel recuerdo hereditario se había transmitido de generación en generación, y había llegado a él desde la memoria de su abuelo.
    • When he finished the book, in which many of the stories had no endings because there were pages missing, Aureliano Segundo set about deciphering the manuscripts. It was impossible. The letters looked like clothes hung out to dry on a line and they looked more like musical notation than writing. One hot noontime, while he was poring over the manuscripts, he sensed that he was not alone in the room. Against the light from the window, sitting with his hands on his knees, was Melquíades. He was under forty years of age. He was wearing the same old-fashioned vest and the hat that looked like a raven's wings, and across his pale temples there flowed the grease from his hair that had been melted by the heat, just as Aureliano and José Arcadio had seen him when they were children. Aureliano Segundo recognized him at once, because that hereditary memory had been transmitted from generation to generation and had come to him through the memory of his grandfather.
    • Chapter X, p. 224
  • Mientras estuvo encerrado en el cuarto de Melquíades fue un hombre ensimismado, como lo fue el coronel Aureliano Buendía en su juventud. Pero poco antes del tratado de Neerlandia una casualidad lo sacó de su ensimismamiento y lo enfrentó a la realidad del mundo. Una mujer joven, que andaba vendiendo números para la rifa de un acordeón, lo saludó con mucha familiaridad. Aureliano Segundo no se sorprendió porque ocurría con frecuencia que lo confundieran con su hermano. Pero no aclaró el equívoco, ni siquiera cuando la muchacha trató de ablandarle el corazón con lloriqueos, y terminó por llevarlo a su cuarto.[…] Al cabo de dos semanas, Aureliano Segundo se dio cuenta de que la mujer se había estado acostando alternativamente con él y con su hermano, creyendo que eran el mismo hombre, y en vez de aclarar la situación se las arregló para prolongarla. No volvió al cuarto de Melquíades.[…]
    Durante casi dos mese compartió la mujer con su hermano. […] Una mañana descubrió que estaba enfermo. Dos días después encontró a su hermano aferrado a una viga del baño.[…] José Arcadio Segundo no volvió a ver a la mujer. Aureliano Segundo obtuvo su perdón y se quedó con ella hasta la muerte.
    • While [Aureliano Segundo] was shut up in Melquíades room he was drawn into himself, like how Coronel Aurelian Buendía had been in his youth. But just before the treaty of Neerlandia a piece of chance took him out of his withdrawn self and made him face the reality of the world. A young woman who was selling numbers for the raffle of an accordion greeted him with a great deal of familiarity. Aureliano Segundo was not surprised, for he was frequently confused with his brother. But he did not clear up the mistake, not even when the girl tried to soften his heart with sobs, and she ended taking him to her room. […] Aureliano Segundo realized that the woman had been going to bed alternately with him and his brother, thinking that they were the same man, and instead of making things clear, he arranged to prolong the situation. He did not return to Melquíades' room. […]
      For almost two months he shared the woman with his brother.[…] One morning he discovered that he was sick. Two days later he found his brother clinging to a beam in the bathroom. […] José Arcadio Segundo did not see the woman again. Aureliano Segundo obtained her pardon and stayed with her until his death.
    • Chapter X, p. 228-229
  • Cuando Úrsula se dio cuenta de que José arcadio Segundo era gallero y Aureliano Segundo tocaba el acordeón en las fiestas ruidosas de su concubina, creyó enloquecer de confusión. Era como si en ambos se hubieran concentrado los defectos de la familia y ninguna de sus virtudes. Entonces decidió que nadie volviera a llamarse Aureliano y José Arcadio. Sin embargo, cuando Aureliano Segundo tuvo su primer hijo, no se atrevió a contrariarlo.
    —De acuerdo —dijo Úsula—, pero con una condición: yo me encargo de criarlo.
    Aunque ya era centenaria y estaba a punto de quedarse ciega por las cataratas, conservaba intactos el dinamismo físico, la integridad del carácter y el equilibrio mental. Nadie mejor que ella para forma al hombre virtuoso que había de restaurar el prestigio de la familia, un hombre que nunca hubiera oído hablar de la guerra, los gallos de pelea, las mujeres de mala vida y las empresas delirantes, cuatro calamidades que, según pensaba Úrsula, habían determinado la decadencia de su estirpe. «Este será cura», prometió solemnemente. «Y si Dios me da vida, ha de llegar a ser Papa.»
    • When Úrsula realized that José Arcadio Segundo was a cockfight man and that Aureliano Segundo played the accordion at his concubine's noisy parties, she thought she would go mad with the combination. It was as if the defects of the family and none of the virtues had been concentrated in both. Then she decided that no one again would be called Aureliano or José Arcadio. Yet when Aureliano Segundo had his first son she did not dare go against his will.
      "All right," Úrsula said, "but on one condition: I will bring him up."
      Although she was already a hundred years old and on the point of going blind from cataracts, she still had her physical dynamism, her integrity of character, and her mental balance intact. No one would be better able than she to shape the virtuous man who would restore the prestige of the family, a man who would never have heard talk of war, fighting cocks, bad women, or wild undertakings, four calamities that, according to what Úrsula thought, had determined the downfall of the line. "This one will be a priest," she promised solemnly. "And if God gives me life he'll be Pope someday."
    • Chapter X, p. 229-230
  • El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.
    • The secret of a good old age is simply an honorable pact with solitude.
    • Chapter X, p. 242-243

Chapters XI through XV

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  • Uno no se muere cuando debe, sino cuando puede.
    • A person doesn't die when he should but when he can.
    • Chapter XII, p. 292, said by Colonel Aureliano Buendía
  • —¡Carajo! —gritó.
    Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.
    —¿Dónde está?— preguntó alarmada.
    —¿Qué?
    —¡El animal!—aclaró Amaranta.
    Úrsula se puso un dedo en el corazón.
    —Aquí—dijo.
    • "Shit!" she shouted.
      Amaranta, who was starting to put the clothes into the trunk, thought that she had been bitten by a scorpion.
      "Where is it?" she asked in alarm.
      "What?"
      "The bug!" Amaranta said.
      Úrsula put a finger on her heart.
      "Here," she said.
    • Chapter XIII, p. 303
  • El mundo se redujo a la superficie de su piel, y el interior quedó a salvo de toda amargura.
    • The world was reduced to the surface of her skin and her inner self was safe from all bitterness.
    • Chapter XIV, p. 334, referring to Amaranta
  • Un minuto de reconciliación tiene más mérito que toda una vida de amistad.
    • One minute of reconciliation is worth more than a whole life of friendship.
    • Chapter XIV, p. 337, said by Úrsula
  • La ansiedad del enamoramiento no encontraba reposo sino en la cama.
    • The anxiety of falling in love could not find repose except in bed.
    • Chapter XIV, p. 346

Chapters XVI through XX

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  • —Qué quería —murmuró—, el tiempo pasa.
    —Así es,—dijo Úrsula—, pero no tanto.
    Al decirlo, tuvo conciencia de estar dando la misma réplica que recibió del coronel Aureliano Buendía en su celda de sentenciado, y una vez más se estremeció con la comprobación de que el tiempo no pasaba, como ella lo acababa de admitir, sino que daba vueltas en redondo.
    • “What did you expect?” he murmured. “Time passes.”
      “That’s how it goes,” Úrsula said, “but not so much.”
      When she said it she realized that she was giving the same reply that Colonel Aureliano Buendía had given in his death cell, and once again she shuddered with the evidence that time was not passing, as she had just admitted, but that it was turning in a circle.
    • Chapter XVII, p. 399-400
  • En aquel Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces que costaba trabajo respirar, recluidos por la soledad y el amor y por la soledad del amor en una casa donde era casi imposible dormir por el estruendo de las hormigas coloradas, Aureliano y Amaranta Úrsula eran los únicos seres felices, y los más felices sobre la tierra.
    • In that Macondo forgotten even by the birds, where the dust and the heat had become so strong that it was difficult to breathe, secluded by solitude and love and by the solitude of love in a house where it was almost impossible to sleep because of the noise of the red ants, Aureliano, and Amaranta Úrsula were the only happy beings, and the most happy on the face of the earth.
    • Chapter XX, p. 480
  • La ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombre en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
    • The city of mirrors (or mirages) would be wiped out by the wind and exiled from the memory of men at the precise moment when Aureliano Babilonia would finish deciphering the parchments, and that everything written on them was unrepeatable since time immemorial and forever more, because races condemned to one hundred years of solitude did not have a second opportunity on earth.
    • Chapter XX, p. 495, Final lines
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